Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1872 (2ª) (Cortes de 1872)
Sesión: 1 de mayo de 1872
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Castelar, y discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 1, 75, 82, 83
Tema: Acta de Sevilla

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Mi amigo el Sr. Ruiz Zorrilla me ha entendido mal, o mejor dicho, he debido yo ser el que se ha explicado mal, cuando S. S. ha creído que yo le he echado en cara los aplausos que hayan podido dirigir él y sus amigos al discurso del Sr. Castelar. No he dicho ni una palabra de aplausos al Sr. Castelar; ha sido lo contrario. He dicho que yo podría tomar, para contestar al discurso del Sr. Castelar, el que yo, no el señor Castelar, el que yo pronuncié el año pasado en contestación al del Sr. Castelar. Y seguía yo diciendo: discurso que fue aplaudido por los radicales, en amistosas relaciones ahora con el Sr. Castelar: eso es lo que dije. Pero S. S., que cree que tiene necesidad de aprovecharse de ciertas ocasiones para hacer declaraciones de cierto género, necesidad que yo no creo que tiene su señoría, a pesar de que le dije que yo no había dicho eso, S. S. insistió en explicar lo que no habla necesidad de explicar. Mas yo me alegro de todos modos de [82] haberme explicado mal, o de que S. S. no me haya comprendido bien; y me alegro por S. S., porque al fin y al cabo ha tenido la satisfacción de decir ciertas cosas que S. S. siente necesidad de decir, pero que yo creo que no es necesario que diga, porque yo le he tenido siempre á S. S. por monárquico, por dinástico y por estar perfectamente dentro de la legalidad existente, y no sé quién haya dudado de la actitud de S. S. De todos modos, bueno es que haga S. S. esas declaraciones, no tanto por S. S., a pesar de que en ciertas genialidades de S. S. parece entreverse otra cosa, sino por ciertos amigos indiscretos. (El Sr. Martos (D. Cristino): ¿Cuáles?) ¿Cuáles? Esta tarde ha habido uno que, llamándose radical, ha dicho con mucha sangre fría que se pasaba á la república.

Yo he oído con mucho gusto, repito, las declaraciones que ha hecho S. S., aunque insisto en que yo no las necesito; he oído con mucho gusto también, aunque lo necesitaba menos, que S. SS. están dispuestos a combatir contra la causa carlista, hoy levantada en los campos de Navarra; pero siento que S. S. guarde reservas en esos ofrecimientos que, o son sinceros, o no se hacen con reservas. De oposición éramos, y creo que S. S. lo era ya en unas Cortes, y de oposición fuerte, precisamente porque éramos pocos los de oposición; pero vino la causa carlista a sacar la cabeza; mal nos trataban aquellos Ministros; no los tratábamos nosotros bien a ellos. (El Sr. Gil Berges: Os llamaban demagogos.) Demagogos nos llamaban, y nosotros a ellos reaccionarios. Pues, a pesar de todo esto, ahora no hacéis vosotros lo que hicimos nosotros entonces, y eso es lo que yo siento. ¿Qué significa eso? Cuando los carlistas han encendido ya la guerra civil, cuando el Gobierno está encargado de luchar un día y otro día con las armas en la mano, venís a decir: estamos dispuestos a combatir a los carlistas, pero empezamos por combatir al Gobierno. ¡Buena manera de dar fuerza al Gobierno encarga do de luchar contra los carlistas!

Entonces, Sres. Diputados, nosotros éramos oposición a un Gobierno que no tenía una legalidad común con nosotros, que al fin y al cabo tenía una Constitución que no era la nuestra, porque nosotros queríamos otra Constitución, y había hasta esa gran separación entre aquel Gobierno y nosotros. Pero llegaron los acontecimientos de San Carlos de la Rápita; los carlistas quisieron otra vez encender la tea de la guerra civil en España. ¿Y qué hicimos? Acallar las aspiraciones de partido por el grito de la Patria; y desde estos escaños, después de una deliberación que no fue tal, porque en eso no dudó ninguno de nosotros, yo fui encargado con algún otro compañero para ir a decir a nuestro adversario de siempre, al Sr. Posada Herrera: se acabó todo; hoy somos españoles sinceros y leales, y con Vd. Nos vamos al lado del Gobierno, nos vamos para combatir la causa carlista. Y vosotros tenéis tal impaciencia y tal pasión de partido, que os olvidáis del patriotismo y no tenéis espera, de un día siquiera, para combatir a los enemigos de la libertad y del reposo público.



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